Época:
Inicio: Año 1400
Fin: Año 1500

Siguientes:
El retablo: su función religiosa y social
La organización de los talleres
Materiales y tipología
Iconografía: consideraciones generales
Retablo de Nuestra Señora de Belén
Retablo de San Juan Bautista
Retablo de la Santa Cruz
Retablo de la iglesia de San Juan Bautista

(C) María Jesús Gómez Bárcena



Comentario

Cuando nos encontramos ante la denominación de retablos flamencos, parece inevitable asociar dicha terminología a la modalidad pictórica, tal vez por más conocida y apreciada y por la cantidad de obras conservadas. Pero el presente estudio, bajo dicha denominación, va a ocuparse de otra posibilidad, que es la escultórica. Nos referimos a los retablos de madera, policromada o no, y que, en ocasiones, también han conservado unas puertas de cerramiento decoradas con pinturas.
Es necesario igualmente hacer una aclaración con respecto a la denominación dada a este capítulo de la historia del arte. El término flamenco con el que de manera generalizada se conoce a esta producción artística, tanto en pintura como en escultura y las restantes manifestaciones, es en parte inexacto e insuficiente en cuanto a su aplicación. Flandes fue efectivamente una zona, y muy activa, de los llamados Países Bajos, pero también existieron otros centros muy notables desde el punto de vista artístico (P. Vitry). Fueron Bruselas, Malinas y Amberes las ciudades en las que se desarrolló una intensa producción escultórica en madera durante los siglos XV y XVI y de aquí procede la mayor parte de los retablos exportados a los diferentes países -entre ellos a España-. De la misma manera, aunque no con tanta fuerza, existieron otros focos en los Países Bajos del Norte, entre los que destaca Utrecht.